(Opinión personal) Murakami, ese gran desconocido. Y digo desconocido, no porque no sepáis quien es, que sí lo sabéis y mucho, sino porque cada vez que leo algo de él me sorprende, es como si fuera mi primera vez, como si no hubiera leído nada de él anteriormente. Y siempre lo digo, Murakami es para leerlo a solas, entre tinieblas si me apuras, porque su prosa no sabe de prisas, sino todo lo contrario.
Hace tiempo, cuando comencé a leer novelas de este escritor, no me decían mucho, valoraba su prosa, eso sí, pero me quedaba con ganas de más. Unas por no terminar de convencerme a pesar de encandilarme y otras porque me llegaban, pero no lo suficiente, el caso es que me negaba a dejar de leerle, quería empaparme de sus lecturas, era un quiero y no quiero. Cosa extraña, pero así ha sido. Y ahora me apetece leerle cada vez más, porque sumergirme en su lenguaje mezcla de fantasía, cordura y realidad me encanta.
Hace tiempo, cuando comencé a leer novelas de este escritor, no me decían mucho, valoraba su prosa, eso sí, pero me quedaba con ganas de más. Unas por no terminar de convencerme a pesar de encandilarme y otras porque me llegaban, pero no lo suficiente, el caso es que me negaba a dejar de leerle, quería empaparme de sus lecturas, era un quiero y no quiero. Cosa extraña, pero así ha sido. Y ahora me apetece leerle cada vez más, porque sumergirme en su lenguaje mezcla de fantasía, cordura y realidad me encanta.
La novela que hoy me sorprende es angustiosa e inquietante. Que el ser humano esté diseñado para dormir es sabido por todos, pero qué pasa cuando no es así, cuando no logramos conciliar el sueño, y lo que es peor, cuando lo que nos angustia no es el no poder dormir, sino que por el contrario, es del sueño del que huimos. Esto es lo que le ocurre a nuestra protagonista, una treintañera, madre de un niño de siete años y casada con un perfecto marido que cada vez le gusta menos. Una mujer que hasta entonces ha llevado una vida tranquila y sin sobresaltos, pero que de buenas a primeras padece insomnio. Sumida en las rutinas del hogar, tareas domésticas, colegio, comidas y cenas, pasa la vida y cree que es feliz. Cuando el insomnio llama a su puerta, no quiere alarmar a nadie, ya sabe la inminente respuesta, ir al médico, y lo que no está dispuesta es someterse a infinidad de pruebas. Todo el mundo antes o después pasa por un episodio así, así que no le da la mayor importancia.
Si tu tuviera que escribir una frase que resumiera Sueño sería algo así como, liberación del sueño a cambio de recuperar lo que fuiste y has dejado de ser. ¿Sorprendente verdad? Pues así de impresionante es ésta singular historia de Murakami.
Las desgarradas ilustraciones corren a cargo de Kat Menschik, quien ya ilustrara el segundo volumen de esta serie La biblioteca secreta. Ni que decir tiene que las escalofriantes ilustraciones hablan por sí solas y conducen el hilo de la historia a la perfección. Los trazos tajantes y contundentes son decisivos para encarrilar las sensaciones que percibe la protagonista y su sorprendente bienestar.
Mi próxima reseña será para Asalto a las panaderías, tercer volumen de la serie de este sorprendente escritor que cada día me gusta más.
Y esta es mi recomendación de hoy...
Bsss y feliz miércoles
SINOPSIS:
Si tu tuviera que escribir una frase que resumiera Sueño sería algo así como, liberación del sueño a cambio de recuperar lo que fuiste y has dejado de ser. ¿Sorprendente verdad? Pues así de impresionante es ésta singular historia de Murakami.
Las desgarradas ilustraciones corren a cargo de Kat Menschik, quien ya ilustrara el segundo volumen de esta serie La biblioteca secreta. Ni que decir tiene que las escalofriantes ilustraciones hablan por sí solas y conducen el hilo de la historia a la perfección. Los trazos tajantes y contundentes son decisivos para encarrilar las sensaciones que percibe la protagonista y su sorprendente bienestar.
Mi próxima reseña será para Asalto a las panaderías, tercer volumen de la serie de este sorprendente escritor que cada día me gusta más.
Y esta es mi recomendación de hoy...
Bsss y feliz miércoles
SINOPSIS:
«Me pregunté cuántos días llevaba sin dormir. El primer día en que no había podido conciliar el sueño había sido un martes, dos semanas atrás. Es decir que hacía diecisiete días justos. Eran diecisiete días y diecisiete noches. Un tiempo muy largo. Ya casi no recordaba en qué consistía dormir».